lunes, 16 de noviembre de 2009

El Teatro Nacional.

Si existe algún edificio que pueda considerarse como emblemáticamente costarricense, ese debe ser el Teatro Nacional. Ya en alguna crónica lejana se definía a San José como una aldea construida alrededor de un teatro, en honor a esa construcción centenaria con una larga tradición de belleza y refinamiento. Su construcción se dio entre 1891 y 1897.




Bastará una breve visita para comprobar que mucho de lo que se dice sobre el Teatro nacional es cierto, los detalles de su construcción, sus famosas pinturas, muebles y esculturas conforman una visión para nada cotidiana a la vista de cualquier visitante.








El Palco Presidencial:


Ahora bien, existen también algunas cosas que quizás no sean tan ciertas: No es verdad que este edificio se halla levantado con el impuesto a las exportaciones del café (esa fue la intención, pero el disparatado precio del proyecto hizo que el impuesto sólo alcanzara para financiar el 10 por ciento del asombroso total de más de tres millones de pesos de la época), y al final fue el pueblo quien terminó pagando por el proyecto, como siempre. Otro mito es aquel que indica que fue construido a imagen de la casa de la ópera de alguna ciudad europea. Sus influencias arquitectónicas son muy diversas pero los planos fueron completamente nacionales. Todos estos detalles y mucha información más pueden encontrarse en el libro de Astrid Fischel, cuyo resumen puede encontrarse en la página del museo.




Algo que no puede obviarse en todo este tiempo es que el Teatro Nacional nunca pudo abandonar su imagen de sala elitista. Mientras que sus elevados precios volvían a sus óperas espectáculos de difícil acceso, el cercano Teatro Variedades se llenaba continuamente con populares zarzuelas. Pese a todo nunca ha perdido su condición de símbolo de la Costa Rica urbana y sigue siendo la máxima casa de la cultura nacional.


Página oficial del Teatro Nacional.

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