jueves, 3 de diciembre de 2009

Una vuelta por el Parque de Heredia.


Después de 16 años de vivir en Cartago y uno de residir en Heredia una de las cosas más agradables fue heredar un verdadero Parque Central (no una plaza fea) y con este un interesante perímetro lleno de lugares declarados Patrimonios Culturales, empezando por el mismo Parque.

La Iglesia colonial data de 1797, aunque mucho de lo que vemos hoy en día fue reconstruido durante el siglo XIX. De baja altura y gruesas paredes (estilo románico colonial) tiene campanas traídas de Perú y un espacioso interior.

En sus jardines existen tumbas y estatuas a la sombra de los árboles.
Por sí misma la fuente es otro tesoro histórico. Traída desde Inglaterra para celebrar la construcción de la cañería en el año de 1879 es la favorita de los niños jugando alegremente en la pileta.

El símbolo por excelencia de Heredia es el Fortín, una torre construida en 1876 por el Comandante de la Plaza Fadrique Gutierrez. Sólo se levanta 13 metros sobre el suelo y se supone que era el primer paso de una fortificación mayor que nunca se construyó.

También podemos apreciar la casa que perteneció al distinguido ex presidente Alfredo González Flores, ahora convertida en centro cultural. Es el arquetipo de las casas de habitación del siglo XIX con sus pesadas tejas, de las cuales Heredia aún posee algunas.
No podemos olvidar el edificio de Correos y Telégrafos, de elegante fachada neoclásica y construido a principios del siglos XX.
El Parque cuenta con un Templo de la Música que afortunadamente para todos aún se utiliza regularmente, sobre todo en la primera mitad del año con conciertos semanales de la Banda de Heredia, que alcanza a convocar a buen número de parroquianos los domingos por la mañana.
Una mañana de domingo bien soleada, buena música, agradable ambiente, muchachas guapas... nada como un paseíto por el Parque de Heredia para pasar el rato.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Algunas imágenes sin clasificar.


De aquí y de allá, algunas fotografías que quiero presentar:

San José: Frente a la estatua de Juan Rafael Mora Porras, lo viejo y lo nuevo de la capital ofrecen un contraste arquitectónico interesante. En primer plano el edificio de Correos y Telégrafos, terminado en 1917. Al fondo el Banco Nacional, de 80 metro de altura.

Cerca de Turrialba: El Centro Agrónomo Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) es uno de los más importantes reservorios internacionales de toda clase de plantas. Aparte de su valiosísimo aporte a la ciencia, también hay vistazos de gran belleza como con este Lirio Acuático.
Cartago: En lo alto del Convento de los Padres Capuchinos en pleno centro de Cartago se levanta este curioso buho de concreto. Si la intención era mantener alejados a esas molestas palomas, pues el resultado no fue el esperado.
Ruta de tren Heredia - San José: Cruzando el Río Virilla se levanta el Puente Negro (que ahora es blanco). Data de 1890 y fue el cruel escenario de la peor tragedia de la historia costarricense, el desastre del 14 de marzo de 1926. 300 personas murieron cuando el tren descarriló al cruzar el puente, de 60 metros de altura.
Cerca de Cervantes, Cartago: En una finca donde se imparten cursos de jornadas motivacionales para empresas, esta bonita estampa se encarga de agregarle un sabor muy costarricense a la campiña.
San José: El Cow Parade del 2008 fue todo un éxito. Y aquí les presento a mi favorita, la Vaca Teibolera.
Las Ruinas de Cartago.


Con este nombre se conoce a los remanentes de lo que hubiese sido la imponente Iglesia de Santiago ubicada en el centro de la ciudad de Cartago, antigua capital colonial de Costa Rica.

Siendo la población aún existente más longeva del país, Cartago surgió como el más importante lugar durante la colonia en el campo político, económico, social y desde luego el religioso. Ligado desde siempre a un fervor católico especializado (sede de la Basílica de los Ángeles, lugar de peregrinación masiva año con año) posee una singular colección de templos, pero históricamente siempre tuvo problemas con su Iglesia Mayor, permanente afectada por terremotos. Finalmente el sismo de San Antolín en 1841 destruyó el templo existente, y dio inicio al proyecto de construir una obra que superara a cualquier edificación costarricense. Hacia 1862 unos planos de un distinguido inmigrante prusiano Francisco Kurtze (quien entre otras cosas también estuvo metido en la aventura del ferrocarril al Atlántico, unos años antes que Minor Keith) fueron aprobados y la estructura se comenzó a levantar en 1870, aunque no se avanzó mucho en ella y quedó paralizada.
Luego en 1904 se retomaron la obras con más ahínco hasta que el 4 de mayo de 1910 el devastador terremoto de Santa Mónica dejó a Cartago convertida en escombros. La iglesia quedó inconclusa desde entonces, entre las discusiones de quienes querían terminarla, o bien derribarla.


La "Campana de la Libertad", bajo la cual cada año se celebra de manera oficial la independencia de Costa Rica. Como nota curiosa hace algunos años unos maleantes llegaron y a vista y paciencia de todo el mundo estuvieron a punto de robársela para fundirla. Un par de empleados de la vecina municipalidad evitaron el bochorno.


La majestuosa obra alcanza a mostrar un estilo románico de paredes gruesas y un espacioso interior. Habiendo alcanzado un estado crítico de abandono hace casi una década comenzaron los trabajos de restauración (entre 300 y 400 millones de colones) que le han devuelto la estabilidad estructural y el adorno de hermosos jardines internos y exteriores limpios. Frente a su fachada se conserva una calle decimonónica con su desague central. En una esquina diagonal está el sitio histórico donde se supo de la independencia de Costa Rica.

De fácil acceso y rodeado del comercio cartaginés resulta un atractivo lugar para visitar cuando se está en la vieja metrópoli.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El Teatro Nacional.

Si existe algún edificio que pueda considerarse como emblemáticamente costarricense, ese debe ser el Teatro Nacional. Ya en alguna crónica lejana se definía a San José como una aldea construida alrededor de un teatro, en honor a esa construcción centenaria con una larga tradición de belleza y refinamiento. Su construcción se dio entre 1891 y 1897.




Bastará una breve visita para comprobar que mucho de lo que se dice sobre el Teatro nacional es cierto, los detalles de su construcción, sus famosas pinturas, muebles y esculturas conforman una visión para nada cotidiana a la vista de cualquier visitante.








El Palco Presidencial:


Ahora bien, existen también algunas cosas que quizás no sean tan ciertas: No es verdad que este edificio se halla levantado con el impuesto a las exportaciones del café (esa fue la intención, pero el disparatado precio del proyecto hizo que el impuesto sólo alcanzara para financiar el 10 por ciento del asombroso total de más de tres millones de pesos de la época), y al final fue el pueblo quien terminó pagando por el proyecto, como siempre. Otro mito es aquel que indica que fue construido a imagen de la casa de la ópera de alguna ciudad europea. Sus influencias arquitectónicas son muy diversas pero los planos fueron completamente nacionales. Todos estos detalles y mucha información más pueden encontrarse en el libro de Astrid Fischel, cuyo resumen puede encontrarse en la página del museo.




Algo que no puede obviarse en todo este tiempo es que el Teatro Nacional nunca pudo abandonar su imagen de sala elitista. Mientras que sus elevados precios volvían a sus óperas espectáculos de difícil acceso, el cercano Teatro Variedades se llenaba continuamente con populares zarzuelas. Pese a todo nunca ha perdido su condición de símbolo de la Costa Rica urbana y sigue siendo la máxima casa de la cultura nacional.


Página oficial del Teatro Nacional.

Antigua Iglesia de Puriscal.

Santiago de Puriscal es una comunidad ubicada a 40 kilómetros al Suroeste de San José. Uno de los símbolos de este poblado es el antiguo edificio de la Iglesia Católica construido entre los años de 1936 y 1965. Construido siguiendo los planos del famoso arquitecto Teodorico Quirós (entre cuyas obras destaca la Iglesia de Coronado) sus paredes de ladrillo fueron capaces de soportar eventualidades diversas, excepto el lamentable hecho de haber sido construido directamente sobre una falla sísmica local. En 1991 luego del terremoto de Alajuela se activó un enjambre sísmico y la seguidilla de temblores fue demasiado para el edificio. Eventualmente tuvo que ser cerrado y una mezcla de abandono y daño estructural parece haberlo condenado a una eventual demolición.










La mayoría de los daños estructurales apuntan a la fachada, cuyas columnas presentan una evidente inclinación y la totalidad de la pared sur en donde la estructura de ladrillo está muy dañada y segmentada. Supongo que todos esos árboles y matorrales tampoco ayudan mucho a la causa.






Apenas unos días después de tomar estas fotografías un grupo de vecinos logró detener la demolición planeada del edificio a la espera de un plan salvador que permita conservar las ruinas de una forma similar a como permanecen las Ruinas de Cartago. Habrá que ver cómo termina esta historia.