jueves, 28 de julio de 2011

Puente de la Garita, sobre el Río Grande.


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El puente sobre el Río Grande fue construido en 1843-1844 como parte del remozamiento de la Ruta de las Carretas, una intrincada red de vías que comunicaban San José con Puntarenas. El éxito obtenido con la exportación de café le dió al camino una febril actividad que ameritaba la remodelación de la ruta antigua, poco más que un sendero originalmente.




El Rio Grande era uno de los tantos obstáculos en la ruta hasta el Pacífico, pero su profundo cañón dificultaba enormemente el tráfico de las carretas. La construcción de un puente no solo salvaba esa traba, sino que prácticamente obligaba a todos los viajantes a tomar la ruta que llevaba a la cercana Aduana, una Garita (más bien grande, y cuyos restos se ubican como a un kilómetro de distancia) de piedra que terminaría dandole el nombre al lugar, por eso también se conoce a la estructura como Puente de la Garita. La construcción habría ocurrido bajo la dirección del maestro de obras Eusebio Rodriguez y es Patrimonio Histórico Nacional desde 1975.



Aunque evidentemente ha sufrido bastantes remodelaciones, la estructura del puente permanece y es, hasta donde yo sé, el puente más antiguo del país y continúa en funcionamiento para todo tipo de tráfico automotor moderno.



Cómo llegar hasta ahí?
El puente se ubica en la ruta principal hacia Atenas, unos pocos kilómetros después de la población de La Garita de Alajuela. Se inicia un empinado descenso al cañón del Río Grande. Un kilómetro antes de llegar al puente es posible apreciar las ruinas (apenas vestigios) de la Aduana.

miércoles, 20 de julio de 2011

Monumento Nacional Guayabo

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Sin duda uno de las entradas pendientes más importantes era la de mi visita (¡hace más de un año!) al Monumento Nacional Guayabo, cerca de Turrialba. Este sitio es el referente principal de la arqueología costarricense, y aunque se trata de un lugar del que casi todos han oído hablar no es tan común el visitarlo.

Vista de Turrialba, desde el camino que lleva al sitio arqueológico.
Yo mismo debo confesar que no esperaba mucho en un inicio, por lo que el encuentro terminó en una muy grata sorpresa. El sitio arqueológico es amplio y su grado de desarrollo superó cualquier expectativa previa. Amplios senderos marcan un recorrido donde por etapas vamos aprendiendo sobre algunos aspectos de las culturas precolombinas.

Entrada al lugar y senderos del recorrido.
Al principio tenemos tumbas de cajón y petroglifos. Aunque el lugar tomó fama desde el siglo XIX, los saqueos constantes no sólo disminuyeron el registro de objetos sino que dificultaron la obtención de información sobre la sociedad que habitaba el sitio. Aún hoy son más las preguntas que las respuestas, y apenas se sabe la información más básica, como que el apogeo de la ciudad ocurrió entre el año 1000 y el 1400 de nuestra era.
Petroglifo con figura de lagarto.

Tumbas de cajón.

A partir de la visita al mirador el recorrido nos muestra una de las principales obras de ingeniería del lugar: el sistema de acueductos y tanques de captación construidos en piedra. Luego vienen los montículos principales y el remate consiste en una calzada de piedra que brindaba un acceso ceremonial a la ciudad. Aunque de esta se muestran unos 100 metros, los restos indican que se extendía hasta el Río Reventazón, a varios kilómetros de distancia. Por la gran cantidad de mano de obra necesaria para construir estas obras se infiere que Guayabo era un centro ceremonial regional. Incluso la calzada y los montículos están alineados para contemplar el Volcán Turrialba, a cuyas faldas se levanta el monumento.

Mirador donde se aprecia el complejo.

Vista más cercana de la calzada principal de acceso.
Parte del sistema de acueductos de la ciudad.
Se trata de obras muy elaboradas y complejas.


Parte de los problemas de conservación son por culpa... de las hormigas!!!
Pictogramas adornan todo el lugar.
El montículo principal.



Detalle de las gradas de acceso al montículo.


Más tumbas, cerca del montículo principal.
La magnífica calzada.


Vista transversal de la calzada, se aprecia la técnica constructiva y la sorprendente superficie lisa de la misma.

Ciertamente vale la pena la visita a este lugar, ya que de una mirada podemos comprender las verdaderas dimensiones de las sociedades precolombinas en nuestro país. Las autoridades reportan que aún hay mucho por excavar en la zona.



¿Cómo llegué hasta ahí?

Bien, en mi caso fui en una excursión de la universidad, pero la ruta tradicional consiste en llegar hasta Turrialba y de ahí hacia el este hasta el pueblo de Guayabo, son como 19 kilómetros. La otra ruta (bastante más corta y que fue la que seguí) es desviarse en Cartago y pasar por Pacayas hasta Santa Cruz, luego desviarse 10 kilómetros. Hasta el año pasado habían letreros indicando el desvío (cosa muy rara en Costa Rica) y llegamos en un bus pequeño, pero quizás sea mejor confiar en un 4x4 para estar seguros, sobre todo en la época lluviosa.

El sitio tiene un sitio en Facebook, donde se puede encontrar toda la información para llegar, horarios, tarifas, área de acampado, etc.